Una Agenda Particular

Hola de nuevo, hoy escribiré sobre una agenda que tiene una larga historia, se trata de la agenda Pascualina, todos conocen a la protagonista, que empezó siendo una brujita y ahora es una chica con problemas existenciales y amores imposibles, hace una año me regalaron la agenda editada en 1991, (la segunda agenda que salió), y es tan diferente a las actuales, los dibujitos son tiernos, hechos a mano, Pascualina es gordita e inocente, ahora es una mujer a la moda, un poco triste pero con disposición para ser feliz.

Lo cierto del caso es que yo hace tiempo, solía escribir un diario anual, casualmente de la misma Pascualina, allí dejé plasmados todos mis recuerdos de la adolescencia, y recuerdo lo detallista que era con las calcomanías, diariamente escribía mis aventuras, pero una vez que crecí, sentí que ya era una tontería y dejé de hacerlo.

Recuerdo que la agenda tenía un código secreto para escribir cosas que no quisieras que leyeran los demás si de casualidad te agarraban tu agenda. Yo me acuerdo que todo lo escribía con ese código, y mi agenda ya parecía un libro escrito en libanés, puros jeroglíficos locos que sólo yo entendía, le pegaba calcomanías y escribía con todos los bolígrafos de colores, realmente amaba escribir tonterías en esas agendas, y tanto era mi pasión que contagié a mi mejor amiga del colegio, y las dos teníamos las agendas y cada una con su código secreto. 

Ahora simplemente para sentirme más profesional, utilizo la agenda ejecutiva de Pascualina, toda moderna, toda fashion, es sencilla, pero tiene lo esencial, igual viene con full color y sus calcomanías como para no olvidar pegarlas cada día. Allí tengo toda mi información organizada y como es pequeña la puedo llevar en la cartera cómodamente. Definitivamente creo que seré una chica Pascualina forever, o al menos mientras siga teniendo cosas que escribir y planificar.

Creps, creps y más creps!

Hace poco fui a un restaurantcito que queda en la terraza del C.C. Sambil, se trata de Waoo Crépe Bar, allí disfruté de un muy rico crepé de champiñones con pollo, estaba muy bueno. Recomiendo los batidos y los waflles de postre, pedí uno de nutella muy rico. Me gustó el local, es muy apropiado para una tarde con tu pareja o para sentarse a charlar con tu mejor amiga. Lo que no me gustó fue definitivamente la atención, pues los precios son medio altos y se espera que por lo menos te lleven la comida a la mesa, pero no, ellos pegan un grito con tu número asignado tipo pizzería carmelo, entonces te paras a buscar tus ricas comidas y no hay bandejas (obvio no es una feria, es un restaurant) así que debes  hacer tus 2 viajecitos de ida y vuelta a la mesa. Eso fue lo negativo, la atención al cliente. De resto la comida excelente, repetiría nuevamente para probar otro de los waffles del menú!.

Otro de los restaurantes de crepés que me ha gustado mucho es Crepes & Waffles, este local también queda en el Sambil, cerca del cine, tienen un menú bastante variado que va desde el rico pan relleno con crema de champiñones y camarones, hasta unos waffles con helado que son mundiales. Fui 3 veces y todas me gustaron, menos una vez que me la quise dar de exquisita y pedí un plato vegetariano, grave error, el plato que pedí era pan pita con tomates y queso ricotta, nada rico debo decir, en ese momento me dolió la cartera porque el plato no era muy económico que digamos. Pero en conclusión es un lugar muy chévere para ir entre amigos, comerse unos postres y salir directo al cine que queda justo al lado. Recomiendo los waffles con helados y el pan relleno, hay gran variedad de rellenos como pollo, camarones y... carne, en realidad tampoco es que me aprendí el menú, pero si habían varios rellenos. Yo probé el de pollo y el de camarones, ¡divinos!

La Droga de Petunia...

Hace poco tiempo, una muy buena amiga se fue del país, en realidad ya todo el mundo se está yendo del país, soy la única irremediable que le sigue gustando vivir aquí, quizá porque lo que me gusta es sentir el calor de mi pueblo.... en el Metro de Caracas. 0_0. 

Cierto es, que dicha amiga, que para ustedes lectores llamaré Petunia, ya hace como un año me dijo que había probado la droga, eso fue en un viaje que hice con mis amigos a un club con piscina y playa, bien divertido todo, menos ella y su cambio de personalidad. La droga la tenía mal, me contó su secreto por la confianza que teníamos, ella explicaba que se sentía libre como una mariposa y que todos sus problemas se le olvidaban y no sé si era por eso, pero andaba desatada, todo era "chili", nosotros eramos sus "bro", y su manera de hablar era como cuando una vaca esta mascando hierba, las palabras las pronunciaba como en cámara lenta y se la pasaba sola, no quería hacer nada de lo que nosotros planeábamos e inclusive, cuando volvimos a Caracas le hicimos la cruz, (Es decir, le dejamos de invitar a salir o de hablar con ella).

A mi me dio muchísima rabia porque prácticamente me arruinó el viajecito de fin de semana, tanto que me había costado planificarlo. Claro que después parecía todo normal. Creí que había dejado las drogas porque se comportaba como una persona dentro de sus cabales y tanto mis amigos como yo, hicimos las paces con ella otra vez, nadie nunca supo lo de su consumo (sólo yo) y en las salidas junto con ella, íbamos predispuestos pero con la esperanza de que ya estuviese bien.

Así llegó este mes de septiembre, mes en que ella tomó una decisión bastante precipitada pero admisible, se iba para Malta a estudiar inglés, me agarró desprevenida y obviamente tenía que verla antes de su partida.

Llegué a su casa prácticamente a jugar Sims en el facebook, ya que ella estaba haciendo una venta de muebles antes de marcharse. Llegaron muchas personas a llevarse el juego de mesa, el mueble y muchos otros peroles, mientras yo sentada jugaba Sims. Al rato, por fin estaba desocupada, me dice que nos vamos para La Guaira a acompañar a esas personas ya que le pagarían cuando llegaran a su casa. (Esas personas eran sus amigos, más no míos). Yo por supuesto puse cara de wtf? y le dije que estaba loca, que entonces me iría para mi casa .

Ella insistió y yo me negué, pero después cambió de propuesta y me dijo que me llevaría hasta una estación de metro. Esa idea sí se la compré, y me fui con ella y su amigo en una camioneta (arrechísima) Silverado, supuse que el tipo tenía plata o el papá. Allí en un viajecito que duró cerca de 2 horas, hablamos de todo un poco, andábamos alegres, bastantes melancólicas, recordando vivencias, charlábamos de su viaje, de mi vida, de la música, de los conciertos, de DJ Tiesto, y... llegó el tema de las drogas. 

No pude evitar mi curiosidad en el tema, y al principio con pena y siendo cuidadosa, le empecé a insinuar que estaba interesada en probarla y eso fue el BOOM, allí ambos se emocionaron y todo lo que yo preguntaba me lo respondían, me sentía "like a Ana Vacarela en Archivo Criminal". 

El muchacho era o es, un experto en la materia, e inclusive realizaron la operación auto-porro, es decir, hicieron un porro mientras manejaban, yo estaba estupefacta, vi la marihuana como nunca antes la había visto (que raro yo la inocente), era como una florcita seca, toda marchita, ella cortó en muchos pedacitos la matica y la introdujo en un pedacito de papel de factura de banco, el entonces tomo aquello y lo enroscó, formando un pequeño cilindro o cono que selló con saliva, luego por un extremo introdujo un pedacito de tarjeta telefónica Única, (el lo llamaba filtro), que anteriormente ya había dado forma cilíndrica, y el otro extremo lo dobló hasta formar un cigarro. 

Petunia buscó un yesquero y prendieron aquello como si de un cigarro se tratara, yo me tapé la nariz y evitaba oler el humo, ellos poco a poco se fueron apaciguando, como si les diera sueño, se quedaron callados, pensativos, yo los veía y era tan irreal, creí que quizá a mi también me había drogado.

Luego me enseñaron las clases de drogas que venden, los precios, la clase de gente que compra y los efectos de las peores (más dañinas) y las mejores drogas. Estaba lloviendo fuertemente y me llevaron hasta mi casa, después de todo el chico era buena persona.

La reflexión llegó cuando ya en mi casa, acostada me quedé pensando... hasta el vecino puede ser drogadicto y nadie podría saberlo... ¡Dios! estamos metidos en un mundo de droga oculto. =0

Neoyorkinos

Hace poco más de un mes me aventuré a pasear por las calles de New York, sintiendo la vida citadina en mis propio cuerpo, paseé por las avenidas con aires de vanidad y fanatismo, recorrí el Central Park en carruaje, visité la Estatua de la Libertad, el Empire State, el Top of the Rock, World Trade Center, la Biblioteca Pública, el Museo de Historia Natural, Sea Port, Hard Rock Café, Museo de Madame Tusseauds, la exhibición de Harry Potter y el Museo The Intrepid.

Vi muchas cosas llamativas, como que hay muchos latinos y siempre habrá alguien que te salude en español, que los neoyorkinos son personas tranquilas e incluso amables, pues para ejemplo un señor nos ayudó a encontrar una dirección sin si quiera haberle preguntado. La ciudad es segura, te sentías tranquilo de sacar tu mega cámara y que nadie te la iba a robar, allá también están los bolivianos tocando su música apacible en las calles más transitadas, hay muchísimos asiáticos, ahora si creo eso de que: ¡los chinos se apoderarán del mundo!.

Caminé mucho pero nunca sentí cansancio cómo cuando salgo aquí en caracas a comprarme los estrenos de navidad. Eso créanlo o no, aquí uno se cansa más. Me compré muchas cosas lindas y otras útiles como mi nuevo ipod touch, que aún no he estrenado, pues la pc de mi casa apesta y no quiero conectar mi ipod a una compu sin música u.u! Así que sigo luchando con mi viejo y fiel ipod viejo, que sirve siempre y cuando esté conectado al toma corriente, porecito!

Lo que más capturo definitivamente mi atención, fue los ojos claros que vi en el camino la cantidad de gente mal vestida que vi por aquellos lares, personas que prácticamente iban desnudas de aquí para allá, sin rumbo alguno,  la primera que observé fue una señora mayor, que por Dios podría ser mi abuela, en tangas y 2 estrellitas rojas en cada pezón, ella supuestamente cantaba country, pero yo no podía dejar de verle las nalgas caídas y los senos por el ombligo. No entiendo como alguien alguna vez le dio dinero por mostrarse o quizá simplemente ella buscaba fama, no dinero.

Otro día sintiéndome como la propia diva, vi algo impresionante (teniendo en cuenta que fue mi primera visita a dicho país, por no decir mi primera salida de Venezuela ), vi a una mujer achinada, con el short más corto del mundo, al menos del mío, yo no sé, realmente no sé que le pasó a la mujer por la mente cuando decidió colocarse unos cacheteros de jean y salir caminando por Soho, su trasero estaba, gráficamente hablando, chorreándose por los shorts, era plana y de trasero blancuzco, era caderona y tenía pepitas rojas en las nalgas, ni si quiera era bonita. =/

Luego otro día siendo una total chica cosmopolita, salimos a cenar a un restaurante de comida tailandesa, que por cierto estaba divina. Allí vimos a otra mujer asiática, con una minifalda tan corta que se le veían las panties, y aunque la tipa tenía celulitis, no le daba pena mostrar sus ropitas negras. Ya para este punto me estaba acostumbrando a ver mujeres vestidas de tal modo, luego me dijeron que cómo era verano las mujeres andaban bien destapadas por las olas de calor, yo lo que pensé fue... Ni si quiera en Maracaibo que hace full calor, me imaginaría una chinita con las nalgas destapadas.

Por supuesto que cuando vi a una mujer adulta,con un camisón fucsia (aquí nos lo ponemos con un legging), y sin más nada, en serio, más nada!!! ya era tipo normal, ya me dieron ganas de salir con unas medias panties y 2 estrellitas, una para cada pezón.

Lo que más asombra, es que las mujeres antes mencionadas, sólo las veía yo, nadie se detenía a verlas pasar, nadie volteaba de reojo a ver las nalgas planas, nadie le decía ¡vístase mujer!, ni se molestaban u ofendían, simplemente eran ignoradas, de la manera más cruel y sin escrúpulos.

Sentí un poquito de lástima por ellas, me dieron ganas de ir a decirles, vayan a Venezuela y vístanse así para ver quién no les dice algo o qué abusadorcito no le tocará las nalgas en el metro. De verdad, esas mujeres aquí... mínimo ¡una violada!

Me di cuenta que era yo o mi sociedad entera, quienes estamos pendiente de que se pone quién o que ropa tiene aquél, etc. Me di cuenta que las venezolanas, a quienes creí hasta de desvergonzadas de salir a la calle con leggings y franelitas, (un abuso visual por cierto) son unas piojas delante de aquellas tipas semi-desnudas y con cara de "ufff soy lo máximo" en pleno restaurante.

Por lo menos las de aquí, (si señores, comprobado y certificado), tienen mejores cuerpos, más siliconas y cuerpo de yeguas. Allá hay: flaquísimas, gordísimas o... ¡asiáticas! Ninguna impresionante que te deje sin aliento.

En caso de los hombres, todos parecen salidos del álbum de panini de fútbol, ojos claros y cabellos lisos o piel oscura cara de malo, pero... no hay variedad, no vi alguien que yo dijera wwaaooo! Además, todos estaban vestidos muy iguales, en general nadie me llamó la atención en éste primer viaje.

En conclusión, a los neoyorkinos no les importan cómo se ven los demás, aceptan otras culturas, son despitados pero son educados, mantienen su ciudad en orden y limpieza, les gusta la comodidad, no tienen pena, son antipárabólicos. New York es una mezcla de moderno y antiguo, es histórico pero tecnológico, es una mezcla de sabores culturales listo para ser bebido un sábado por la noche.

 

Ego, ego, egoísta!

Cómo me duele pensar que la gente me diga egoísta, no es que todo el mundo me llame así, pero no puedo negar que más de una vez me han llamado de esa manera.

No quisiera tener que defenderme diciendo que ayudo a los animales o a los pobres, quizá diciendo que dono dinero para la educación o cosas por el estilo. Simplemente soy una chica poco caritativa, no me da tristeza los enfermos, ni los deformes, así como tampoco me gusta darle dinero a los mendigos, no me gusta comprarle a los vendedores en las camioneticas, mucho menos pagarle a los cantantes; no me gusta dar privilegios a otros que no se lo merecen, como el caso de prestar prendas que aun no he estrenado, o dejar que usen mis cosas sin permiso, o dejar que entren en mi cuarto a ver TV, sólo porque ahora sí tengo cable.

Simplemente, creo que me merezco todo lo mejor que yo misma me pueda dar. Si le doy dinero a un cantante, lo refuerzo para que siga cantando en la calle, cuando muy bien esa persona puede buscarse un trabajo así sea de tele-operador (ojo no estoy denigrando el cargo, sólo digo que no es difícil optar a él), cuando ese dinero me sirve para pagar el pasaje del día siguiente.

Si presto mi franela nueva, pienso que si me la dañan, ya yo ni querré usarla de la rabia. Prefiero dañarla yo primero y después que la usen dañada. Prefiero pintarme mis uñas primero, prefiero ver mi tele con el canal y programa que yo desee, al final es mío,¿no?

Si alguien me molesta lo saco de mi cuarto, es lo mínimo, por lo menos en mi cuarto mando yo. Sí, soy celosa con mis cosas, mis objetos, mi perolera, no me gusta prestar marcadores, ni tijeras, no me gusta confiar en que me devolverán mis cosas y que se las queden, ya me ha pasado y la rabia es eterna.

En realidad, no se porque soy así, imagino que viene de mi padre quien tampoco le gusta que le agarren sus cachivaches, tampoco me interesa tomarlas, ni las de él, ni las de nadie, quizá por eso mismo creo que nadie debe tomar las mías.

Pero por qué cuento toda esa frustración, pues hace un par de días mi hermana enchufó el ipod de ella con mi cargador en mi cuarto. Para la hora que yo llego a mi casa en la tarde, obviamente que lo primero que hago además de despojarme del perolero que llevo encima y ponerme una pijama, es conectar mi ipod y ponerlo a cargar para el día siguiente (el ipod esta dañado y la bateria apesta, por eso debo cargarlo siempre).

Llego y sin revisar el ipod de ella, lo desconecto y pongo el mío, obviamente, no me interesa si ese estaba ya full de batería, o si tenía todo el día allí, no me importa porque ya que llegué a mi casa, me merezco cargar mi ipod. Pero ¿acaso se yo que apenas lo estaba cargando?, ¿acaso se yo que a juro debe cargarlo con mi cargador?, lo cierto es que le entrego el ipod en sus manos y me voy para el baño. Al salir del mismo, llega mi otra hermana (la buscapleitos) y me dice que "¡ya llegó la egoísta!" con cara de sarcástica y me le quedo viendo con cara de "what happened to you?"

-¿Que te pasa vale?. Le digo.
-¿Por qué no le prestaste el cargador a Erika?.
-No sabia que estaba cargando el Ipod.
-¿Ahh no?, estaba conectado, ¡obvio que se estaba cargando!.
-¿Ajá, y? yo también quiero cargar mi Ipod, además yo no ando revisándole la batería al "Aipito" a ver sí cargó o no. Simplemente se lo devolví y ya.
(Osea, si hay una computadora bien grande, ¡cárgalo allí y ya!,¡que fastidio!).

Total que al final, me quede con el "egoísta" dando vueltas en mi cabeza, y la verdad es que si, realmente soy egoísta empedernida, y prefiero ser egoísta y disfrutar mis cosas al máximo, prefiero ser egoísta si eso significa darme prioridad antes los demás. Las cosas que tienes, las tendrás sólo en vida, ya después, eso ni importa.

Por eso mismo cuando digo: "que linda tu pulsera" y me responden "está a la orden", me da rabia porque bien sé que es pura mentira, y cuando me elogian algo, simplemente digo gracias y no ofrezco prestárselo a nadie.

 No caigamos en falsedades, todos son egoístas también o es que acaso nunca le rechazaron la invitación a alguien  para no tener que salir. O nunca dijeron "no tengo" al borrachito de la esquina, quizá no ir al cine con fulanito porque se gasta demasiado dinero y justo ese día no tenías nada; el que sea inocente que lance la primera piedra... pero todos se quedan callados.

En fin, sólo quise aclarar que soy egoísta y aunque a veces no me importe lo que opine la gente, (tipo rebelde), otras veces quisiera ser buena y compartir mis cosas con los demás... no se, creo que definitivamente es hereditario.Algún día le daré 2bsf a un cantante, para que siga en el anonimato y no sea famoso. O.o (Porecito)


  

Hablando de todo un poco...

Como si una amiga me lo estuviese contando.... es que la historia es hasta increíble, pero allí les va.

Me levanto tempranito para ir a mi trabajo, bastante monótono cabe destacar, me baño y me arreglo, hoy es viernes es hora de sacar a pasear los Converse y tal cual la chica Black, me voy tarareando su canción versionada al español "viernes, viernes, hoy es viernes para disfrutaaar, lalala!".

Llego a la parada y gracias a Dios al montarme en la camionetica, encuentro un puesto de última al lado de un tipo que pareciera trabajar en una gasolinera por lo sucio que estaba  y otro que tenía cara de asustado, no se si porque yo me veía gigante al lado de él, pues era flaquito, enanito y tenía cara de dormilón.

Luego me siento entre los dos y saco mi librito mañanero para no extrañar la presencia de mi ipod, pobrecito  me digo a mi misma, pues mi reproductor musical está enfermo de batería, entonces me dispongo a leer silenciosamente y sin perturbar a nadie.

De pronto, como si nada, esimismada en mi historia de espionaje y guerras mundiales, escucho una musiquita salsera, merenguera dizque romántica-erótica, primero pongo mi mayor expresión de desagrado y me detengo de leer en el primer punto y seguido que me encuentro. Empiezo a ver a mi alrededor a identificar quien rayos está poniendo la musiquita barata y de célular, y me doy cuenta que el tipo con pinta de gasolinero era quien tenía escondido su celular sonando dentro del bolso, como para que nadie supiera que era el. Me le quedo observando (pues en mi inocencia creo que lo están llamando y no desea contestar), hasta que la música para, vuelvo y me reincorporo a la lectura y de repente escucho otra melodía parecida, imagino que del mismo cantante.

Mi cara de estrés no es nada normal, pero me armo de paciencia y creo que aun así podría leer al menos ese capítulo, sigo leyendo mi libro y de repente la camionetica se para y empieza a salir humo del motor, el chofer arranca y prende, ¡ufff! todos los usuarios se alivian, 2 minutos después se vuelve a parar y el chofer la vuelve a arrancar, ya las interrupciones a mis lecturas habían rebasado mi paciencia y guardo mi libro, "¡ni modo, leeré en el metro!", me digo a mí misma.

A los 5 minutos se detiene la camionetica de nuevo y allí los usuarios empiezan a quejarse a vozarrones, ¡Señor devuelvanos el pasaje! decía uno; ¡Aaay no!, ¡ese humero!, decía una señora, pero eso sí, todo el mundo tragando smog. El motor chirriaba como si le doliera un pistón y el chofer explicaba que el motor era nuevo, los más optimistas se reían y le dicen, ¡si nuevesisímo!.

Yo mientras tanto tranquilita pongo en practica "El Secreto" y la camioneta se prendió, llegué al metro ¡sana y salva!. Pienso en mis adentros: "Gracias a Dios es viernes, el metro vacío y vagones vacíos, musiquita de fondo y ahora sí puedo leer mis 4 capitulos de Tom Clancy".

Alexandra Flores

Expectativa:

 Realidad:
 

La Chica Sin Café

Julieta se levantó tempranito para ir al trabajo como siempre, cansada de viajar en metro de tomar dos buses y de caminar tres cuadras, por fin había llegado al trabajito mediocre que tenía como empleada de una empresa pública, cuyo nombre eran sólo siglas.

Ese día el aire acondicionado estaba más fuerte de lo normal y justamente Julieta se había llevado sus sandalias plateadas y su camisita semi-transparente negra, que dolor para sus pies y pechos quienes enfrentarían ocho horas de arduo trabajo bajo el temible aire acondicionado.

Para empezar sus labores, prendió su PC y entró a su página de noticias favoritas, para convencerse a sí misma de que efectivamente sí hubo retraso en el metro, revisó su correo para ver dos piches de ofertas de empleo y uno que otro mensaje publicitario de esas páginas de las cuales se había afiliado y ya más nunca visitó… Click a ¡borrar todo!

 Luego saludó a los compañeros y enemigos del trabajo, la gran labor hipócrita del día a día, criticó a mas de una con las uñas mal pintadas y cabellos mal secados y qué decir de los tipos con alientos pesados (vestigios de los cigarros de las 7:30am) y por supuesto saludar al jefe.

Ahora cada uno en su puesto, haciendo lo que siempre hacen, unas risas a lo lejos, caras amargadas concentradas en los computadores, trabajadores afanosos, correos súper respetuosos, en fin, la monotonía del trabajo.

Ya cuando por fin son las nueve de la mañana, Julieta sabe que es la hora de darse un break matutino, sale a hurtadillas de la oficina, sigue diciendo buenos días a cuanta persona se le atraviesa, se hace la loca cuando ve a un conocido y sigue su camino hasta el comedor.

Hace su colita, queriendo despejar su mente y relajarse, pensando “por fin ha llegado la hora de mi cafecito mañanero, me compro una galletita para acompañarlo y…”, de repente le pregunta el cajero con tono agobiante: ¿Cómo lo quiere? Y ella pide: “un café con leche, grande ¡por favor!”, pero el señor que hace los cafés le dice al cajero y a ella, con tono juguetón y hasta morboso: “Ya se nos acabó la leche… ¿quieres uno negrito?”. Y ella con amargura le responde: “¡Bah!, ¡no me de nada señor!“.

Simplemente pasó a ser una chica más sin café…