Hablando de todo un poco...

Como si una amiga me lo estuviese contando.... es que la historia es hasta increíble, pero allí les va.

Me levanto tempranito para ir a mi trabajo, bastante monótono cabe destacar, me baño y me arreglo, hoy es viernes es hora de sacar a pasear los Converse y tal cual la chica Black, me voy tarareando su canción versionada al español "viernes, viernes, hoy es viernes para disfrutaaar, lalala!".

Llego a la parada y gracias a Dios al montarme en la camionetica, encuentro un puesto de última al lado de un tipo que pareciera trabajar en una gasolinera por lo sucio que estaba  y otro que tenía cara de asustado, no se si porque yo me veía gigante al lado de él, pues era flaquito, enanito y tenía cara de dormilón.

Luego me siento entre los dos y saco mi librito mañanero para no extrañar la presencia de mi ipod, pobrecito  me digo a mi misma, pues mi reproductor musical está enfermo de batería, entonces me dispongo a leer silenciosamente y sin perturbar a nadie.

De pronto, como si nada, esimismada en mi historia de espionaje y guerras mundiales, escucho una musiquita salsera, merenguera dizque romántica-erótica, primero pongo mi mayor expresión de desagrado y me detengo de leer en el primer punto y seguido que me encuentro. Empiezo a ver a mi alrededor a identificar quien rayos está poniendo la musiquita barata y de célular, y me doy cuenta que el tipo con pinta de gasolinero era quien tenía escondido su celular sonando dentro del bolso, como para que nadie supiera que era el. Me le quedo observando (pues en mi inocencia creo que lo están llamando y no desea contestar), hasta que la música para, vuelvo y me reincorporo a la lectura y de repente escucho otra melodía parecida, imagino que del mismo cantante.

Mi cara de estrés no es nada normal, pero me armo de paciencia y creo que aun así podría leer al menos ese capítulo, sigo leyendo mi libro y de repente la camionetica se para y empieza a salir humo del motor, el chofer arranca y prende, ¡ufff! todos los usuarios se alivian, 2 minutos después se vuelve a parar y el chofer la vuelve a arrancar, ya las interrupciones a mis lecturas habían rebasado mi paciencia y guardo mi libro, "¡ni modo, leeré en el metro!", me digo a mí misma.

A los 5 minutos se detiene la camionetica de nuevo y allí los usuarios empiezan a quejarse a vozarrones, ¡Señor devuelvanos el pasaje! decía uno; ¡Aaay no!, ¡ese humero!, decía una señora, pero eso sí, todo el mundo tragando smog. El motor chirriaba como si le doliera un pistón y el chofer explicaba que el motor era nuevo, los más optimistas se reían y le dicen, ¡si nuevesisímo!.

Yo mientras tanto tranquilita pongo en practica "El Secreto" y la camioneta se prendió, llegué al metro ¡sana y salva!. Pienso en mis adentros: "Gracias a Dios es viernes, el metro vacío y vagones vacíos, musiquita de fondo y ahora sí puedo leer mis 4 capitulos de Tom Clancy".

Alexandra Flores

Expectativa:

 Realidad: